Primero de todo, para poder entender la diferencia entre humanos y chimpancés, hay que saber diferenciar entre epigenética y genética. Para ello vamos a poner un ejemplo sencillo para que se entienda. La diferencia entre genética y epigenética puede compararse con la diferencia que existe entre escribir y leer un libro. Una vez que se ha escrito el libro (Lo que equivale a los genes, es decir, la información almacenada en el ADN), todas las copias que se hagan de él, son iguales y se distribuyen entre todos los lectores. Sin embargo, cada lector podría interpretar la historia del libro de una forma ligeramente diferente entre todas las personas que lean el libro, con sus diferentes emociones y proyecciones conforme se van desarrollando los capítulos. De esta forma, podríamos decir que la epigenética permite las diferentes interpretaciones que se hacen sobre una misma secuencia de ADN.
¿Qué es la epigenética?
De una forma más científica se puede decir que la epigenética son las diferentes expresiones que se pueden dar de una secuencia fija de información que en este caso sería el ADN. La epigenética no implica una modificación de la información de la secuencia de ADN, sino que implica que dentro de una información en las que existan varias posibilidades se expresan una u otra. Este es el motivo por el cual dentro de los genes, existen lo que se denominan los alelos, que son las distintas expresiones posibles de una información determinada, que en este caso sería el gen. Por este motivo, de en forma de resumen, aunque dos personas puedan llegar a tener la misma información genética, sin embargo, son muy diferentes entre ellos, y esto se debe por las posibles expresiones que se pueden dar, en función de determinados factores ambientales. Se ha visto como, por ejemplo, en algunas zonas del mundo en las cuales hay desnutrición, la estatura es más baja que en zonas en las cuales no hay desnutrición y, por lo tanto, la gente está bien nutrida. Esto se debe a la existencia de la epigenética, ya que aunque puede que las dos personas tengan determinado en su ADN la misma estatura, las condiciones ambientales a las que han estado expuestos han hecho que, sin embargo, el resultado de la estatura sea muy distinta entre ellos. Es cierto, que no funciona del todo así, puesto que normalmente los fenotipos de las personas no se deben a una única condición, sino que se debe a múltiples motivos y factores.
Uno de los elementos relacionados con la epigenética que más tiene relación con la expresión de la información de los genes, es lo que se denomina como metilación. Para entender que es la metilación, primero hay que saber que el ADN pasa por diversas formas a partir de las cuales la información que se encuentra dentro de este se puede copiar, por ejemplo para formar los gametos, que son las células sexuales, es decir, por ejemplo los espermatozoides en el caso de los hombres. Y estas copias de ADN también sirven para formar las propias células del cuerpo, es decir, a las que se las denomina como células somáticas. La metilación, por lo tanto, consiste en la condensación con la que la secuencia de ADN se encuentra presente. Cuanto más condensado se encuentre el ADN, más difícil será que el proceso de copia de ADN se lleve a cabo, en los cuales existe altas condensaciones del ADN en las cuales directamente no permite que se pueda replicar. Por este motivo, la metilación, puede funcionar como un factor epigenético, el cual determina que cierta información se pueda expresar o no.

Diferencias entre chimpancés y humanos
Si has entendido lo comentado en los puntos anteriores, probablemente ya sepas el porqué, aunque nos parezcamos en un 98% de nuestro ADN con los chimpancés, sin embargo, somos realmente diferentes. Pero vamos a explicar de forma resumida lo que hemos estado viendo.
Durante años se ha considerado que el ADN es el responsable de las diferencias interindividuales, por lo que el proyecto de secuenciación del genoma humano parecía ser vital para intentar esclarecer las bases sobre las que se cimenta en un individuo, si embrago, los resultados determinaron que solo un 2% del ADN codifica proteínas, que básicamente son las cuales permiten los fenotipos de las personas. Pero entonces, ¿Por qué existe esa cantidad de ADN, que no codifica proteínas? Pues bien, hasta ahora se consideraba que ese 98% de ADN restante que no codifica proteínas era totalmente inútil, sin embargo, hoy en día se sabe que ese porcentaje de ADN no codificante tiene la función de regular aquella parte del ADN que sí que se codifica, por lo que tiene un papel fundamental para que la información del ADN se exprese de forma correcta. Por este motivo, esta parte de ADN que regula el resto es lo que también permite que dos personas que comparten un 99% de ADN, sin embargo, se vean completamente distintos.
Otro ejemplo en donde se puede ver que aunque el ADN sea muy parecido, los individuos pueden ser muy diferentes, es en el caso de los gemelos monocigóticos o univitelinos. Estos gemelos son muy parecidos entre sí, sin embargo, puede ocurrir que uno de ellos exprese algún tipo de enfermedad como bipolaridad o esquizofrenia y que, sin embargo, que su gemelo no lo desarrolle. A su vez, se ha visto como gemelos monocigóticos con el paso de los años cada vez van siendo menos parecidos y esto se debe a las diferentes presiones ambientales a las que han estado expuestos.
De esta, forma como conclusión final, se puede establecer que aunque los humanos y los chimpancés puedan compartir una gran cantidad de información genética, no tiene por qué significar que sean muy parecidos. Además, el dos por ciento en el que se diferencian los humanos y los chimpancés, aunque parezca un porcentaje pequeño, puede suponer una cantidad ingente de información, la cual difiera de uno y otro. En una pequeña secuencia de ADN, aunque parezca pequeña, existe mucha cantidad de información que puede hacer que estemos hablando de dos cosas totalmente distintas. Por ejemplo, mira como dentro de dos humanos, la variación de un cromosoma, como por ejemplo en el caso de los Síndromes de Down, puede suponer una diferencia grande en las capacidades y en los fenotipos de las personas.

¿Se pueden heredar las variaciones epigenéticas?
¿Es posible que se pueda heredar el temor de nuestros padres hacia algo, o incluso, el de nuestros abuelos? Pues bien, Kerry Ressler en la Universidad Emory en Atlanta, se hizo esta pregunta y ha estudiado, concretamente, cómo el miedo condicionado hacia un determinado olor puede ser heredado por las siguientes generaciones. Básicamente, su experimento consistió en provocar miedo condicionado a unos animales de laboratorio, asociándolo con un olor determinado, en concreto, usando la sustancia acetofenona. Una vez que condicionó el miedo sobre los animales, este hizo que se reprodujeran, para poder comprobar, si el miedo de sus padres había sido transmitido hacia ellos. Lo que puedo observar es que los hijos, tenían una predisposición en la capacidad de detectar acetofenona, sin que antes hubiesen estado expuestos a esa sustancia. Por lo que observaron que ciertamente se había transmitido a la generación siguiente cierta predisposición a la detección de ese olor, e incluso algunos de ellos eran más asustadizos a determinados ruidos en comparación a los demás animales de su misma especie. Para asegurarse de este efecto, hicieron que los hijos de los padres de la primera generación se reprodujeran y vieron como en sus descendientes ocurrió lo mismo que en la primera generación. Por lo tanto, la única conclusión que explicaría estos resultados es mediante cambios epigenéticos mediados a través del esperma de los animales condicionados. Por este motivo, ciertamente, las condiciones y decisiones de los padres pueden afectar de forma real sobre las características de sus hijos.
Estudios posteriores pudieron comprobar como existía una hipometilación sobre ciertas áreas de la secuencia de ADN que podrían explicar los efectos epigenéticos pueden tener sobre las generaciones siguientes. Actualmente, se acepta que las modificaciones epigenéticas participan en un gran número de procesos: Desde la adquisición de la memoria inmunológica y del aprendizaje y la memoria, a la respuesta de estrés, o a patologías como la esquizofrenia y la depresión. Esto nos enseña la importancia de nuestras decisiones, ya que no solo afectan directamente sobre nosotros, sino que también pueden llegar a tener consecuencias sobre nuestros hijos y nietos.
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