Para poder entender la importancia del dibujo en el desarrollo cognitivo de los niños, es importante entender primero que es una representación. Imagina que pongo delante de ti la foto de un coche y te pregunto ¿Qué es?. No se trata de un coche, ya que no podemos subirnos encima y conducir para llegar a algún lugar determinado, sin embargo, su contorno y forma si es la de un coche. En este caso nos encontramos frente a una representación, puesto que es algo que está en lugar de algo, pero no es la misma cosa.
Las representaciones son muy importantes en la vida porque nos permiten construir la realidad a partir de estas para así poder entenderla, actuar sobre ella y prever lo que va a suceder con cierto grado de acierto. Esta capacidad para poder hacer representaciones de la realidad está determinado por diversos desarrollos a lo largo de la etapa infantil, y estos desarrollos están determinados por diversas capacidades, entre las que cabe destacar el dibujo como una de ellas. De esta forma se podría decir que una de las cosas que nos permite tener la capacidad de realizar representaciones son los dibujos, aunque existen otras actividades como el juego, el lenguaje, la imitación, etc.
¿Qué son las representaciones?
Existen diversas definiciones para las representaciones, pero con respecto a la psicología podríamos decir que las representaciones son los modelos de la realidad que las personas construyen el conocimiento que forman sobre el mundo. La representación tiene un origen tanto filogenético, es decir, por el hecho de pertenecer a la especie humana y ontogenético, es decir, individual a las experiencias de cada persona.
Las representaciones constituyen un aspecto más de la capacidad que tiene el sujeto para construir y organizar el mundo que está a su alrededor. Se ha visto que parece innegable la existencia de representaciones en la etapa sensorio-motor, ya que hay acontecimientos, e incluso modelos de la realidad, que hacen posible actuar en ella. Esto supone ya una cierta representación del desarrollo de los acontecimientos, pero que depende directamente de la recepción de estímulos inmediatos relacionados con lo que va a suceder. Por este motivo todavía se tiene una capacidad limitada. Hacia el segundo o tercer estadio del periodo sensorio-motor, el niño empieza a ser capaz de reconocer situaciones a partir de tan solo un aspecto de la situación. Por ejemplo: El niño que llora desconsoladamente cuando tiene hambre, pero deja de llorar cuando escucha la puerta abrirse. Por lo tanto, esto le ha permitido saber que recibirá la comida. De esta forma, la percepción de una parte de todo el proceso se convierte así en un índice o señal de la presencia del evento completo.
Por último, lo característico de todas las posibilidades que hemos nombrado, las podemos englobar dentro de las representaciones. Y es que por su intermedio, en vez de actuar directamente sobre un objeto, podemos servirnos de algo que lo sustituye, que está en lugar de ese objeto o acontecimiento. De esta forma, dentro de las representaciones podríamos denominar significante al propio elemento que representa y el significado a lo que se refiere el significante. Es decir, El significante si hablamos del ejemplo anterior sería la foto del coche y el significado es todo lo que envuelve a un coche de verdad (características, funciones, utilidades…). Para acabar hay que decir que a esta capacidad de formar representaciones es lo que se conoce como función simbólica o función semiótica.

El dibujo y la pintura para el desarrollo infantil
Ahora que sabemos que son las representaciones, podemos ver la importancia del dibujo para el desarrollo en las capacidades de formación de representaciones, es decir, el desarrollo de la función semiótica. El dibujo es un elemento fundamental, ya que es de las formas más directas de determinar la existencia de las representaciones junto a la imitación diferida y a las imágenes mentales.
El dibujo, por lo tanto, es una de las formas a través de las cuales el niño empieza a ser capaz de representar la realidad, pero en este caso en papel, lo que será fundamental para que estas representaciones empiecen a formarse mentalmente. Lo normal es que antes de dibujar algo el niño se haga una pequeña imagen mental de lo que quiere dibujar, y este hecho son las representaciones. Por este motivo, las relaciones del dibujo con otras formas de representación son muy estrechas, y en principio, no puede separarse de ellas.
El dibujo infantil es una actividad muy placentera y el niño goza expresándose a través de los dibujos y experimentando con sus producciones, por lo que el vínculo entre el juego y el dibujo es también muy grande.
Algunos investigadores del dibujo infantil, defienden que en los comienzos del descubrimiento del sistema de escritura por parte de los niños, no son capaces de distinguir el dibujo de la escritura. Esto se debe a que realizan el mismo tipo de trazos cuando se les solicita que escriban o que dibujen. De esta forma podemos llegar a la conclusión de que el dibujo está integrado en muchas de las actividades que permiten la existencia de la función semiótica en el niño. Pero además, el dibujo implica o hace intervenir todos los aspectos y capacidades del individuo, aparte de que el dibujo tiene un componente motor importantísimo.
El dibujo también tiene un indudable componente cognitivo que hace que refleje muy bien la comprensión que el niño tiene de la realidad, su representación espacial y cómo concibe las cosas. Además, el dibujo tiene una característica que lo diferencia de otras actividades infantiles, pues es la única producción material, es decir, es la única forma en la cual los procesos cognitivos que se están llevando a cabo en el cerebro del niño pueden ser expresados de forma material. El dibujo probablemente comienza imitando a los adultos, después de ver como estos dejan marcas y huellas en el mundo.
Para el niño el dibujo constituye como hemos visto una actividad muy importante en el desarrollo cognitivo de las personas, sin embargo, el entorno en el que un niño nazca puede determinar un fácil o difícil acceso a los materiales necesarios para poder dibujar. Por lo tanto, la posibilidad de alcanzar estos materiales necesarios es un factor determinante para que se pueda llevar a cabo esta actividad. Es cierto que el material es determinante, sin embargo, se ha visto como en países con menos recursos en los cuales no pueden tener este tipo de materiales, utilizan otras formas de representación en función de lo que tienen a su alcance. El estudio del dibujo se centró en un principio en el resultado de la acción, sin embargo, estudios más recientes también han tomado como importante estudiar el proceso de elaboración de dicho dibujo.
Las etapas del dibujo infantil
El dibujo infantil es fundamentalmente realista, es decir, intenta imitar a través de sus dibujos la realidad que le rodea. Los estudios acerca del dibujo infantil, señalan que los dibujos son realistas debido en primer lugar, por la naturaleza de sus temas, pero lo es también por sus resultados. Ahora que sabemos que el dibujo infantil es realista, podemos determinar que el niño pasa por una serie de etapas en los que su dibujo irá variando. Las fases del dibujo infantil que más se distinguen son las siguientes: Realismo fortuito, realismo frustrado, realismo intelectual, realismo visual. Vamos a explicar cada una de estas etapas.
- El realismo fortuito: Los primeros dibujos de los niños se conocen como garabatos, que son líneas dejadas sobre la hoja que reproducen básicamente los movimientos que el niño está explorando y se repiten una y otra vez. Por lo tanto, se puede decir que los garabatos son huellas de los gestos que el niño realiza, explorando los movimientos y pueden tener muchas formas. Estos garabatos en un punto dado pueden parecer a algún objeto real de su entorno, por lo que dicho garabato para el niño pasará a ser una representación de lo que él considera que es. Por ejemplo, un niño realiza un círculo sin pretender que fuera un solo, pero el niño considera que el círculo que ha dibujado es el sol, aunque desde la vista del adulto no deje de ser líneas sin mucha precisión motora. Así, el parecido fortuito con la realidad trata de consolidarse en el niño, ya que la próxima vez hará el mismo círculo, pero esta vez de forma consciente queriendo dibujar un sol. De esta forma el garabato pasará a tener un significado representacional para el niño.
- El realismo frustrado: En esta etapa del dibujo infantil, el niño tiene ya la intención de dibujar algo concreto, no realiza líneas aleatorias encima del papel. Sin embargo, aunque la intención del niño sea dibujar algo específico, hay obstáculos que le impiden desempeñar la tarea. Estos obstáculos son los siguientes: En primer lugar, nos encontramos con el pobre nivel de control motor. Otro obstáculo es el carácter limitado y discontinuo de la atención infantil. Estos son los dos obstáculos principales que impiden la ejecución aunque su intención sea correcta. Dentro de esta etapa aparecen las primeras figuras humanas, sin embargo, las proporciones y algunos elementos que tendrían que estar en el dibujo se realizan de manera incorrecta o directamente no aparecen. Esto es lo que se denomina como incapacidad sintética y es lo que más caracteriza esta etapa.
- El realismo intelectual: En esta etapa se supera la incapacidad sintética, por lo que las proporciones y los elementos que componen el objeto que se quiere dibujar son correctos. Pero, sin embargo, los dibujos que se realizan en esta etapa distan mucho de las de las personas adultas. Estos se debe a que el realismo es intelectual, es decir, se intenta reproducir un objeto o algo de la realidad, pero no observándolo, sino que recordando tal objeto y las partes que los componen. Por ejemplo, En esta etapa si se le pide a un niño que dibuje un coche, aunque tenga un coche delante, dibujará el coche que se está imaginando en su cabeza. Otra de las características que se encuentran en esta etapa es lo que se conoce como transparencia, que consiste en dibujar elementos que realmente estarían tapados por algo. Por ejemplo, dibujar el estómago en el torso de una persona cuando realmente no se debería ver, ya que la piel y la carne que está delante del estómago no nos permite verlo. O por ejemplo, dibujar casas en las que se ve el interior como si las paredes fuesen transparentes. Otro fenómeno que ocurre durante esta etapa es lo que se conoce como abatimiento, que consiste en que en el dibujo las perspectivas y los planos se mezclan de forma errónea. Por ejemplo, cuando el niño dibuja una casa en la que la fachada se encuentra de frente, mientras que el interior de las habitaciones se presentan desde arriba.
- El realismo visual: Esta etapa comienza alrededor de los 8 o 9 años de edad, en el que el niño empieza a tratar de presentar la realidad literalmente como la ve por los ojos. Para ello intenta utilizar las reglas perspectivas y de atenerse al modelo. En esta etapa la gracia característica de los dibujos de los niños desaparece y algunos niños incluso dejan de dibujar, ya que consideran que no es una actividad para la cual tienen una predisposición a hacer, porque se sienten poco hábiles al juzgar que sus aproximaciones al modelo no son del todo adecuadas. Por último, cabe destacar que durante todas estas etapas del dibujo se pueden producir retrocesos en los cuales se vuelve de una etapa a la anterior, aunque ciertamente no es lo común.
Artículos relacionados

Cómo manejar la ansiedad: técnicas y herramientas efectivas
Leer Más

10 técnicas efectivas para mejorar la concentración y aumentar tu productividad
Leer Más

Los 5 problemas de pareja más comunes y cómo solucionarlos
Leer Más

Todo lo que necesitas saber sobre la terapia de grupo: tipos, objetivos y fases
Leer Más

La Importancia de un Autoconcepto Saludable en el Desarrollo Personal
Leer Más

Sesgos cognitivos: cómo evitar errores en el pensamiento y tomar decisiones más informadas
Leer Más

La importancia de la autodisciplina: Cómo mejorar tu vida y alcanzar tus metas
Leer Más

Cómo mejorar tu autoestima: Los seis pilares fundamentales
Leer Más

Leer Más
No responses yet